lunes, 12 de septiembre de 2011

Un Líder pasivo


Maridaje musical: "Three little birds" (Bob Marley) enlace youtube 



Ahora sí puedo decir que me siento como un auténtico cabeza de familia. Todos me cuentan cómo les va en la vida y cuáles son sus inquietudes. Mi hija, que desde que se emancipó era reservada y esquiva conmigo en  cuanto a sus sentimientos, viene ahora todos los días a visitarme y mostrarme su cariño. Me habla de sus planes, de lo bien que marchan sus proyectos personales y de las pequeñas trabas cotidianas que se le plantean. Mi hermano, del que no sabía nada desde hace años, también acude a mí con cierta regularidad para  ponerme al día sobre los conflictos que tiene con su mujer, a la que aún no le ha confesado que está en el paro. Mi esposa se muestra mucho más cariñosa que antes y se preocupa por mi aspecto. Yo les presto atención a todos pacientemente, sin interrumpirles en ningún momento. Antes era  nervioso e irascible pero he aprendido a escuchar. Además, me abstengo de darles consejos y dejo que ellos mismos encuentren la solución a sus problemas. Eso les hace más importantes y refuerza su autoconfianza. De mi boca no sale ningún reproche aunque sienta necesidad de reprenderles en algunos momentos. Me he convertido en el perfecto cómplice y confesor y me siento feliz por servirles de ayuda. Sin embargo, ayer mismo ha nacido en mi un temor que va creciendo poco a poco con las horas; una chispa de preocupación que ha prendido en mi interior y amenaza con convertirse en una hoguera de pánico.  Mi médico le comunicó a mi mujer que yo ya no sentía absolutamente nada y recomendó mi desconexión de la máquina que me mantiene con vida.

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