Maridaje musical: "E lucevan le stelle" (Tosca, de Puccini") enlace youtube
Maldita crisis…. Yo también la padezco. Primero perdí mi trabajo, como casi todos mis amigos. Mantuve un inestable equilibrio económico gracias a que pude ir cobrando el paro. Después la prestación también dejó de acudir puntualmente cada mes a mi enjuta cuenta corriente. Entonces fui salvando la situación utilizando mis escasos ahorros, fruto del esfuerzo y la austeridad aplicados durante buena parte de mi vida. Pero aquéllos también se extinguieron. Los amigos se fueron alejando poco a poco. Bueno…, debo decir que el distanciamiento fue mutuo. Mi precariedad económica me producía un enorme pudor y me volví una persona solitaria. Apenas he salido de casa durante el último año. Hace tres meses ya no pude resistir más por mí mismo y, muy a mi pesar, tuve que acudir a mis ancianos padres. Me invadió un gran sentimiento de fracaso y caí en una profunda depresión. Volver al nido parental después de tantos años emancipado ha sido lo peor de todo. Me he sentido como un parásito; como una sanguijuela aprovechándose del débil torrente sanguíneo de unos progenitores que no nadan precisamente en la abundancia. Ellos me recibieron con los brazos abiertos y he de reconocer que han sido mi auténtica tabla de salvación. Si no hubiese sido por su inmenso cariño y su infinita generosidad no habría podido subsistir. A cambio estoy pagando el precio de la tremenda tristeza y desolación que me produjo ver cómo se consumía mi padre durante el último mes, sin duda debido a mi extrema situación. Ahora mi madre está siguiendo el mismo camino y el dolor en mi alma me resulta casi insoportable. Hoy mismo, al amanecer de un nuevo día que querría que fuese el último de mi existencia, he tomado una importante decisión: A partir de mañana me marcharé de casa y buscaré una nueva forma de supervivencia. Con la cena de esta noche, terminaré lo poco que queda de mi madre.
Maldita crisis…. Yo también la padezco. Primero perdí mi trabajo, como casi todos mis amigos. Mantuve un inestable equilibrio económico gracias a que pude ir cobrando el paro. Después la prestación también dejó de acudir puntualmente cada mes a mi enjuta cuenta corriente. Entonces fui salvando la situación utilizando mis escasos ahorros, fruto del esfuerzo y la austeridad aplicados durante buena parte de mi vida. Pero aquéllos también se extinguieron. Los amigos se fueron alejando poco a poco. Bueno…, debo decir que el distanciamiento fue mutuo. Mi precariedad económica me producía un enorme pudor y me volví una persona solitaria. Apenas he salido de casa durante el último año. Hace tres meses ya no pude resistir más por mí mismo y, muy a mi pesar, tuve que acudir a mis ancianos padres. Me invadió un gran sentimiento de fracaso y caí en una profunda depresión. Volver al nido parental después de tantos años emancipado ha sido lo peor de todo. Me he sentido como un parásito; como una sanguijuela aprovechándose del débil torrente sanguíneo de unos progenitores que no nadan precisamente en la abundancia. Ellos me recibieron con los brazos abiertos y he de reconocer que han sido mi auténtica tabla de salvación. Si no hubiese sido por su inmenso cariño y su infinita generosidad no habría podido subsistir. A cambio estoy pagando el precio de la tremenda tristeza y desolación que me produjo ver cómo se consumía mi padre durante el último mes, sin duda debido a mi extrema situación. Ahora mi madre está siguiendo el mismo camino y el dolor en mi alma me resulta casi insoportable. Hoy mismo, al amanecer de un nuevo día que querría que fuese el último de mi existencia, he tomado una importante decisión: A partir de mañana me marcharé de casa y buscaré una nueva forma de supervivencia. Con la cena de esta noche, terminaré lo poco que queda de mi madre.
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