lunes, 19 de septiembre de 2011

Metamorfosis

 Maridaje musical: "Sogno agitato" (Suzanne Ciani) enlace youtube



Acababa de cumplir ocho años y hacía tiempo que ya era tratado como un adulto por casi todos los que me conocían. Aunque no podía manejar armas, siempre acompañaba a Javier y a su cuadrilla en todas las jornadas de cacería que organizaban. Era algo así como su mascota; una especie de misterioso talismán de la suerte que esparce partículas de fortuna en el ambiente cual pulverizador conteniendo el más delicado y secreto de los perfumes. Tenía una capacidad olfativa enormemente desarrollada y una visión privilegiada. Estas cualidades eran de gran utilidad para las actividades cinegéticas y constituían la principal razón de que todos buscasen mi compañía en aquellos días. Fueron tiempos enormemente felices. 

   El olfato fue lo primero que fui perdiendo y con ello comenzó a horadarse mi afortunada esencia. Más tarde mi visión ya no era tan aguda, con lo que mi compañía dejó de ser imprescindible. Cuando empecé a perder pelo a gran velocidad a la vez que mis huesos de las extremidades parecían crecer de manera inusual, me echaron, primero de mi casa y después del pueblo a pedradas. Cada día se iban produciendo nuevos cambios en cuerpo y mente que me horrorizaban sobremanera. Bebía en ríos y arroyos, cerrando los ojos para no cruzarme con mi desfigurada expresión facial. Llegué al puerto de la ciudad y me introduje en la bodega del primer barco que encontré, abandonándome a mi suerte. Mi mayor aspiración era una muerte rápida para que el tremendo dolor que me asolaba cesase de una vez por todas. Finalmente, caí en un profundo sueño mortal.

   Desperté en algún desconocido hospital, erizado de tubos; rodeado de médicos y enfermeras que corrían de un lado a otro gritando al ver mi expresión. Uno de ellos se acercó para tranquilizarme, pero yo no respondí porque no me creía capaz de emitir palabras.  En séis meses mi vida cambió drásticamente: Aprendí a hablar, a caminar sobre dos piernas perfectamente formadas, a utilizar mis brazos y mis manos… En definitiva, a comportarme como un humano más. Incluso conseguí un buen trabajo y me enamoré de una mujer con la que contraje matrimonio. Ahora vuelvo a ser feliz. Hoy mismo nos han comunicado que vamos a tener descendencia. Me pregunto nerviosamente qué aspecto tendrán mis cachorros. Además he comenzado a recuperar el olfato.

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