Llevaba días provocándolo, paseándose ante él, buscando su mirada para
apartar la cara en el último momento, en un quiebro que evitaba que sus ojos se
encontrasen. Hoy estaba dispuesto a todo y tenía el firme propósito de no
dejarla escapar. La vigiló discretamente durante toda la noche, a una distancia
prudencial, con aparente indiferencia pero atento a todos sus movimientos.
Estudió su cuerpo, aprendió el sonido de su risa, imaginó el tacto de su piel… Siguió
sus pasos sin que se diera cuenta y en un descuido, se plantó ante ella acorralándola
suavemente y atrapándola con sus ojos de manera que quedó prendada sin acertar
a decir palabra, mientras él la agarraba por la cintura, atrayéndola con dulce
y tierna brusquedad.
Ambos sabían lo
que venía a continuación. Era inútil resistirse, así que se dejó llevar por el
momento y trató de disfrutar. Piernas entrelazadas formando maravillosos nudos;
sincronizados movimientos en perfecto acoplamiento; besos que se dan con todo
el cuerpo; profundas y penetrantes miradas que acarician por dentro; mágicos
cambios de ritmo que incrementan el placer; lágrimas de sudor circulando por
cutáneos canales; mínimas pausas preludio de momentos de arrebato…
La pasión los transportó a otra realidad
creada especialmente para ese instante. Un nuevo espacio aislado en el que sólo
cabían ellos dos. Entonces se produjo la fusión de sus almas. Fue un momento
breve pero enormemente intenso que los convulsionó por dentro. Ambos sumaron el
placer del otro al suyo propio para generar el inevitable éxtasis final,
dejándose caer por una montaña rusa sin fin. Luego vino el silencio, la efímera
sensación de vacío y finalmente el regreso a la vida terrenal.
Tuve la fortuna de contemplarlos. Nunca en toda mi vida he prestado mayor atención que en aquellos escasos tres minutos y jamás alcancé una sensación tan cercana al clímax a traves de los ojos. Era la primera vez que iba a una Milonga.
no es frecuente disfrutar así leyendo... eres un artista!!
ResponderEliminarGracias!!. La escritura, en sí misma me satisface y me hace liberar energía y emociones. Pero si encima consigo que esas emociones lleguen a alguien, entonces ya es el no va más. Un ejemplo más de que la energía se transforma.
ResponderEliminar