Brillaba un sol espléndido; el
mar estaba en absoluta calma. De pronto, alguien requirió mi presencia gritando
y haciéndome señas. Salí disparado con el salvavidas dispuesto. No me hizo falta;
el hombre que precisaba mis auxilios no había metido un sólo pie en el agua. Le
practiqué la respiración boca a boca; oprimí su tórax y no hacía más que salir
agua salada de su interior. ¿Cómo era eso posible?
No hubo nada que hacer... Cuando me dispuse a bajarle los
párpados lo comprendí todo. Tenía en sus ojos el arco iris. De tanto
reprimirse, había olvidado cómo se llora.
Realmente precioso. Enhorabuena!
ResponderEliminarMuchas Gracias por leerlo y por la felicitación.
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