lunes, 15 de abril de 2013

Grima

Maridaje musical: "Free Speech for the dumb" (Metallica) enlace youtube


Tomó con decisión el cepillo de carpintería. Estaba muy habituado a manejar esa herramienta, similar a un taco de madera en forma de prisma rectangular, en cuya base se encuentra una ranura por la que asoma una afilada cuchilla cuya misión es igualar superficies de tablones, sacándoles, según se precise, finas virutas o gruesas lascas mediante el correspondiente cepillado.

              Su hija mayor lo miraba desde la puerta de la habitación, inexpresiva. Tenía el rostro enjuto, lo que le hacía aparentar mayor edad aunque sólo era una adolescente. Todo había sido convenientemente planeado y estaba convencido de que ella sería capaz de llevar a cabo su tarea sin pestañear. 

            Miró su cara, demandando el gesto de asentimiento que ella le otorgó  con una ligera inclinación de cabeza. Entonces,  ajustó la cuchilla para que profundizase un poco más, apoyó el cepillo en la parte alta de su propio muslo y respiró profundamente una vez; dos veces…  Con la tercera inspiración inició la muesca en la carne expulsando el aire con un grito desgarrador. Antes de llegar a la rodilla se desmayó.

             Cuando despertó estaba tumbado en la cama. Su querida hija se encontraba a su lado con los ojos enrojecidos. Se llevó la mano a la pierna y confirmó la existencia del apretado vendaje. Tenía mucho calor y se encontraba aturdido, debido al efecto de la inyección analgésica que le había aplicado su primogénita. Inició una pregunta que ella abortó tapándole dulcemente la boca y sonriendo con ademán afirmativo. La tarea había sido ejecutada según lo acordado. Escuchó las risas de sus dos hijos menores, que se encontraban cenando en la cocina. Todo había pasado. Cerró los ojos tratando de relajarse, pero los abrió de nuevo súbitamente. El punzante dolor que sentía en la herida con cada uno de los golpes de mandíbula de sus dos pequeños al masticar el filete y el caudal sanguíneo que volvía a manar con intensidad, le hizo perder de nuevo el conocimiento… y a la postre, también el poco juicio que le quedaba.

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