lunes, 24 de junio de 2013

Eutanasia





Jamás pensé en la enorme dureza de este momento. Sabía que tarde o temprano llegaría, como ha pasado muchas otras veces en mi vida, pero contigo no es lo mismo que en el resto de las ocasiones. Han sido tantos años compartiendo noches juntos, que llegué a concebir la posibilidad de que nunca nos separaríamos. Sin embargo, tu estado es de gran deterioro y no tengo más remedio que sacrificarte. Soy consciente de que es una prueba de amor y es preferible eso a dejarte abandonado. Echaré de menos dormir inmerso en tu abrazo continuo, sentir tu tacto en mi piel por todo el cuerpo; a veces de una forma tan íntima que no pude evitar humedecerme y con ello también a ti. 

Llegase a la hora que llegase, siempre te encontré dispuesto; sin un solo reproche ni rechazo; todo delicadeza. Te he contado mis secretos más escondidos; confesado mis problemas personales;  has sufrido en tu propia piel mis episodios de ira, la mayor parte de las veces debido a desengaños amorosos, y no ha salido de ti ni un lamento. Cada mañana te quedabas en la cama, quizá observando cómo me iba. Te imagino reprimiendo tus ansias por preguntarme a dónde me dirigía; por suplicarme que te llevase conmigo. Nunca formulaste esas cuestiones y yo te ignoraba durante toda la jornada, para volver a buscar tu dulce roce de nuevo en la noche. El único capricho esporádico que te he concedido ha sido llevarte conmigo en mis viajes. Pero ahora me doy cuenta de que era puro egoísmo, tan sólo para mantener a mi alcance tu servicio desinteresado de cobijo nocturno. 

Los años han hecho mella en ti y ya no eres ni la sombra de lo que fuiste. Yo quiero conservarte a mi lado pero mi madre me ha dado un ultimátum.  “O te deshaces de él o lo hago yo misma”, me ha dicho.  Creo que te tiene celos y por eso te quiere fuera de mi vida. No permitiré que nadie más te toque y en tu infinita generosidad estoy convencido de que entenderás mi postura cuando, con lágrimas en los ojos, te incinere en nuestra cocina de carbón de la casa del pueblo. Es la forma más digna que se me ocurre para dar fin al mejor y más adorado de mis pijamas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario